sábado, 4 de octubre de 2014

El tiempo pasa y no te puedo olvidar

Hace unos días mantuve una platica con un fotógrafo de la vieja escuela; él demeritaba el retoque digital, ese que posterior a la captura hace que la fotografía final luzca de una forma muy distinta. Lo escuché hablar durante un rato y me sorprendió que nunca mencionara que en la fotografía análoga también existía el retoque, el reencuadre, los filtros, los distintos tipos de rollo con sus predominantes de color y grano. Que dentro del laboratorio muchos fotógrafos daban énfasis en algunos elementos, todo con la finalidad de hacer más atractiva la captura.

Me gustaría saber ¿por qué a los románticos de la fotografía les causa tanto escozor el que ahora ésta sea más incluyente, “sencilla” y hasta práctica? No se olviden de que una buena fotografía  requiere de un poco de talento, sin mencionar que ayuda mucho el aprender a ver, y por supuesto, se requiere de un mínimo de conocimiento sobre estética, composición, contraste…

Podríamos hablar sobre las diferencias entre la fotografía análoga y la digital, pero un aspecto que a mi parecer es muy significativo es el que tiene que ver con los hábitos visuales de la sociedad actual, es decir, gracias a las redes sociales se consumen y generan más imágenes que antes de la era digital. Esto no significa que la fotografía de hoy sea mejor, pero ciertamente existe una mayor oferta de contenidos que enriquece el archivo visual del espectador, lo que influye directamente en sus gustos y, posteriormente, en la estética de las imágenes que éste pueda buscar o generar. Esto sin mencionar que ahora el conocimiento está al alcance de un click. Los fotógrafos de antaño, si bien eran preciosistas, tenían un archivo visual tan limitado como los medios de la época y su localización geográfica.

La tecnología ha logrado que la puerta de acceso al mundo de la fotografía sea más amplia. Esto quiere decir que los románticos han tenido que ver cómo una fotografía “mediocre” puede convertirse en una captura “vistosa” y hasta popular entre las redes; o, el hecho de que cualquier hijo de vecino se haga llamar fotógrafo. Creo que en este último detalle radica su mayor molestia.

Pienso que la realidad es más sencilla, y se resume en una frase que aplica para cualquier profesión u oficio “actualizarse o morir”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario